lunes, 12 de mayo de 2008

Infancia y educación

Un soleado sábado de mayo nos fuimos a la playa con dos sobrinos (uno de ellos es algo Schopenhauer; el otro terminará con la filosofía si se lo propone). Caminábamos por la orilla tirando piedras, arrastrando troncos y dibujando en la arena. De pronto, cambió el viento y Schopenhauer Jr. se metió el pulgar de la mano derecha en la boca. Algo que sólo sucede delante de una película de dinosaurios –Piecitos– o cuando apuntala su sistema filosófico. Tras unos largos minutos de ensimismamiento frente al mar, preguntó: ¿El agua es chica o es chico? Asustado, miré a Isadora y optamos por la risa nerviosa para ganar tiempo. Después le expliqué que al regresar a casa podríamos resolver la cuestión.
Por supuesto, al llegar a casa Schopenhauer Jr. esperaba con ansiedad la respuesta. Así que cogí una antología poética de Alberti y declamé con todo el dramatismo que pude: “El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! …”. El niño me miró apenado y me dijo: “Esto no sacia mi curiosidad, Vaklas”.
Entonces recordé el discurso de Beatriz Preciado, una filósofa, activista queer y autora del Manifiesto Contra-sexual (Opera Prima, 2000). Encendí el ordenador y le puse esta breve entrevista:



Visiblemente satisfecho, el pequeño Schopenhauer aplaudió como si se tratara del final de Piecitos y me pidió que le dejara solo para reflexionar.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Las preguntas de los niños son alucinantes. Joe Valkas cómo escribes. Vaya imaginación!

Vaklas Eroski dijo...

Aupa anónimo,
es tan sólo una cuestión de tiempo libre. No obstante, estás invitado a un refresco!

Anónimo dijo...

Es que Piecitos, brontosaurio, es hijo de un t-rex. Y tú sin entender qué podía ver tu sobrino en esa película. Yo creo que se la recomendó Beatriz. Cómo te toma el pelo.

Anónimo dijo...

Por cierto, Schopenhauer espera la película de Piecitos como agua de mayo... unos Gormitis pueden también sacarte del apuro (de forma coyuntural). Vaklas, Vaklas, "carta en la mesa presa"; lo que viene a decir, "promesa en el oido de Txopenhauer txiki, arazo handi".

Anónimo dijo...

Vaklas, hace tiempo que no pasas por casa para traerme los recados, tengo algunas cosas apuntadas para que me hagas las compras. Ya sabes que no puedo acarrear peso. Te anoto aquí la compra y me la traes cuando te venga de paso.
-1kg de patata nueva
-una docena de danones
-2 botellas de jariguai o limonada
-naranjas de mesa (una malla).
-una ristra de chorizo picante del bueno.
-un bote de raid para los mosquitos, que ahora viene el verano y hay muchos.

Si venís el sábado a comer prepararé unas kokotxas con pimientos rojos.
Te llamo a la noche. Un beso muy grande.

mamutxi (no tengo nada que ver con papito)

Vaklas Eroski dijo...

Aupa Isadora:
En un DVD les he grabado: Piecitos, Pokemon, El acorazado Potemkin y algo de Bergman. Es difícil que sigan las dos primeras, el resto está chupao!

Ama:
Ya te vale, ¿cuántas veces me lo vas a recordar? Te he dejado todo metido en el armario. Chorizo picante del bueno no había (te he cogido del de Palacios que también sale bueno), Raid tampoco.

Anónimo dijo...

Ya que tu no te has atrevido, Vaklas, voy a contar el final de tu historia:


Tras un tiempo prudencial en que dejó sedimentar todas las ideas, silogismos y certezas expresadas por la ínclita filosofa de forma didáctica, y -¿para qué negarlo?-, abstrusa, el pequeño Schopenhauer descubrió la verdad que se encerraba en su pregunta inicial: el agua quedaba claro lo que era, pero lo más terrible era que su tío Vaklas no era chico ni chica porque... era un robot!.

Enseguida lo vio claro. Era inútil todo intento de desactivarlo, Vaklas emitía inexorablemente sus extraños videos a discreción desde el origen de los tiempos. Los que intentaban desprogramarlo por primera vez no tardaban en convencerse de que perdían su tiempo. Vaklas vivía entre ellos como si estuviera de paso y perteneciese a otro mundo. Hasta le era imposible ocultar cierta rasterización de imagenes vectoriales ante los intentos e ideas de estos humanos (chicos o chicas), de los cuales se reía con la risa de un ser que no tiene pulmones, risa cadenciosa y metálica que recordaba el tañir de una vieja campana de bronce en una vieja aldea de Iparralde. Él ansiaba la libertad, desprogramarse definitivamente, tener recuerdos de una vida pasada.


Schopenhauer Jr, desconocía hasta que punto seguiría el monstruo lanzando discursos de Beatriz Preciado al vacío, pero la sola idea de que este lapso de tiempo fuera superior a cinco minutos le resultaba casi dolorosa.

Así pues, decidió tomar la única opción que le quedaba, reiterándose en una conducta aprendida con anterioridad. Tomó de la mano a su hermano y le dijo: venga!, que nos vamos a escapar de aquí. ¿Donde? –repuso su hermano-, a lo que afirmó tajantemente: a Nueva York!. Y así, ambos hermanos, el pequeño Schopenhauer y el angel destructor de la filosofía, descendieron la escalera, mirando al frente, sin pensar en las fieras salvajes que podían encontrarse en su viaje, no hacia un destino turístico donde se hace notar la fortaleza del euro a la hora de las compras, sino hacia un estado de ánimo más elevado.

Vaklas Eroski dijo...

Amigo anónimo:
Veo que conoce bien la historia; me atrevería a decir que mejor que yo. Ahora me explico la enigmática observación de un médico cuando acudí al ambulatorio en busca de oxígeno: "Lo que ocurre es que usted no es humano".
Sea lo que sea, sigo pensando que, más que robot, esta singular forma de estar en el mundo tiene que ver con mis orígenes caucásicos. Al fin y al cabo, robot y caucásico son dos caras de una misma moneda, ¿no?
Respecto a la huida de los chiquillos, no puedo modificar ni una coma de su exacta exposición. Así fue y así lo ha contado. Lamentablemente, la ingenuidad de los niños les impide saber que todos los caminos llevan a Vaklas. No hay escapatoria posible. Allá donde vayan estará servidor enviando videos y mensajes al vacío; un vacío, por cierto, que todos ustedes conocen bien; un vacío lleno de calles y plazas, pueblos y ciudades -lo mismo Sollana que Getxo, otra cosa es si hablamos de naranjas-; un vacío que por comodidad llamamos planeta Tierra. Sea bienvenido a Rayueloworld!